lunes, 25 de enero de 2010

Según yo, esa vara a mi no me da

Acá estoy de vuelta al mundo cibernético e incluso al mundo laboral. La última semana tuve unas vacaciones obligadas que me hicieron meditar sobre el mensaje que quiero compartir con ustedes.

El sábado antepasado empecé a sentir mucha presión en el pecho que me dificultaba respirar, no mucho, sólo una molestia. Para el día siguiente esa presión se convirtió en tos y más tarde en la madrugada en fiebre. Hace ocho días me presenté al trabajo con fiebre (arriba de 38 grados), tos, dolor de cabeza y cuerpo fuerte. Cuando me atendió un médico, lo primero que notó es que esos son los síntomas de la AH1N1. Ese diagnóstico unido a que soy asmático (lo era fea desde niño y ahora me da muy poco) pues me convirtió en un factor de riesgo y me aplicaron el protocolo para la influenza.

Mientras me trasladaban a la clínica para valorarme iba pensando en que de verdad tal vez sí tenía la influenza. Hasta ese momento fui conciente de que ese virus me podía enfermar realmente. Me asusté, no porque me fuera a pasar algo, si no por la cantidad de gente con la que había tenido contacto, y aunque tampoco anduve tosiéndoles encima ni en un puro beso-abrazo, si estuve cerca de al menos 10 personas. Si acaso los había contagiado, esas 10 personas cada una pudo tener contacto con otras 10 personas, y yo era responsable de eso.

Yo tomo algunas medidas para no exponerme al contagio, pero admito que he bajado la guardia. Ni siquiera era conciente realmente que el asma puede ser que se me complique de verdad la influenza si acaso me contagio.

Lo tuve fue otro tipo de virus que me tuvo cañaceado por 3 días y acá estoy, escribiendo para llamarlos a la conciencia. Tenemos que cuidarnos gente, no hay que aflojar. En CR se ha muerto gente que en teoría ha padecido la influenza y que se le ha complicado con otros padecimientos y se los llevan a la tira. Sin embargo, si no es tratada a tiempo, podemos ser los maes y chavalas más sanos del mundo que se nos puede complicar, más si padecemos algo tan común con el asma.

Evitemos las aglomeraciones de gente. Al bajarnos del bus, tomar plata, saludar gente, tomemos el rato para lavarnos las manos, no se nos van a gastar de limpiarlas. Si tenemos síntomas, no los menospreciemos, sin caer en la paranoia pongamos cuidado. Yo no tenía ni un pinche termómetro en la casa, tuve que padecer fiebres de más de 39 grados para comprarme uno que me costó 5 tejas.

Protejámonos de los contagios, pero más responsablemente aún, protejamos a los demás, no sé, como un tema más de responsabilidad social. Uno podría resistir un padecimiento de estos, pero un hermanito, sobrinito, abuelito tal vez no, entonces nos los expongamos nosotros a algo así.

No se trata se ser paranoico, sólo de ser cuidadoso y responsable.

jueves, 14 de enero de 2010

Lo primero que te pertenece

Si bien es cierto mi paso por este mundo blogger es anónimo, pues poco a poco ya va uno aflojándose y mostrándose más como físicamente se ve. Ya por ahí el perfil dejó de ser imágenes representativas a Nirvana para ser algo, digamos, más humano.

Desde que me metí en esto noté que uno de los bloggers más experimentados usaba su nombre de pila. Hasta ahí pues nada extraordinario, bueno, para mi sí tiene algo particular: él y yo tenemos el mismo nombre, sin embargo, él lo escribe mal.

Para aclarar, él lo escribe mal desde mi perspectiva, porque le falta una letra que yo sí le agrego. Es vacilón, toda mi vida he luchado contra la gente que pone mal mi nombre, y no los culpo, nadie tiene a mi mamá poniéndome un nombre que no es el clásico nombre para un latino. Sin embargo y dado que es mi nombre, mi primera pocesión diay, intenta uno que al menos los escriban bien.

Creo que a todos nos pasa, nos choca ver nuestro nombre escrito diferente a como lo escribimos nosotros. Esto se puede deber a qué es tuyo, alguien más lo tiene, pero ese nombre es tuyo y por ende se defiende. Cada vez que me topo con el nombre de este amigo blogger me pongo inquieto y hasta he tenido ganas de decirle que está mal, pero no! no está mal para él, está mal para mi. Él está escribiendo mal mi nombre pero el de él lo está escribiendo bien.

No sé, es una tontera, pero así como choca ver una falta ortográfica evidente (perdón por las mías) más asusta ver tu nombre mal escrito. Según yo, se debe a que el nombre es nuestra primer pertenencia, nos lo reservaron para nosotros y aún cuando ya no estemos por acá, siempre será nuestro.